miércoles, 19 de octubre de 2016

Y yo te quiero.


Siempre he pensado que el tiempo es relativo en cuestión de amor. Puedes pasar años con una persona por la cual no sientes lo que con alguien que conoces de hace meses. Es cuestión de acciones, de palabras, de momentos que hacen que quieras o no a una persona.

Y yo te quiero.
Te quise de a poco, y te quise incluso a los pocos meses de conocerte, y era sincero, es sincero.
No ha pasado tanto tiempo, y hemos vivido ya cosas que me quedan en el corazón.

Largas caminatas, el primer beso, el primer concierto, muchos más conciertos, películas, salidas, cenas. No hay cosa aburrida a tu lado. No hay silencio incómodo, y no hay plática que no podamos tener. Recuerdo las primeras pláticas donde no dejamos de hablar, cosa que seguimos haciendo, y me agrada.

"Hablas mucho", dices a cada rato, y me gusta, me gusta tener algo de que hablar con las personas, y que te puedo decir, hablas tanto como yo, y eso me encanta.

Me conquistaste desde la primer sonrisa, sabía que me perdería en tu mirada, me conquistaste con aquella rosa que me regalaste, con aquella canción que me dijiste que escuchara, y que sin dedicarla sabía que era para mí.
Me enamoré de unos ojos sinceros, transparentes, que me decían a gritos que querían estar conmigo, y aquí estamos.
Han pasado seis meses de que nuestros corazones se juntaron, de que nuestras manos se hacen una, y de que se me hizo una bonita costumbre besarte cuando te veo. Seis meses de abrazos, de risas, y de puras cosas buenas.

Agradezco a ti, a la vida, y a Dios por ponerte en mi camino. Estaba acostumbrada a lo malo, y ahora llegas tú a poner todo en orden.
Gracias por la paz, por la tranquilidad, gracias por estar aquí.
Débora.

jueves, 6 de octubre de 2016

Tan perfectamente diferentes.

Tan parecidos pero tan disparejos a la vez.

Te conocí en el momento indicado, exactamente llegaste para encajar, como pieza de rompecabezas, como mi media naranja, como lo que necesitaba para respirar mejor.

Somos tan parecidos.
Somos tan diferentes.
Y a veces hasta nos suena a canción.

Hemos cambiado juntos, has cambiado y yo definitivamente no soy la misma.

Pero me gusta, y está bien.

No es cambiar, es simplemente mejorar, mejorar para mí, para ser mejor persona, y no sólo contigo sino en todos los aspectos, para crecer como persona, y para después de todo madurar juntos. No han sido años, pero el tiempo es relativo, y todo lo que siento por ti es grande comparado al tiempo que hemos estado juntos. Hago las cosas bien porque me nace hacerlas bien, te digo que te quiero porque me nace quererte, porque haces que te quiera, porque sé que también me quieres. Y a veces discuto, discuto conmigo misma, y me pregunto ¿serás el amor de mi vida? ¿de mis días? y no es duda, es simplemente que cuando se tiene algo tan sincero y transparente parece que no es real. Y sé que tenemos diferencias, pero también sé que ahora no le llamo pelear, sino discutir diferentes puntos de vista, y es bueno. Hemos mejorado juntos y ¿sabes? Me encanta.



Me gusta que juntos vayamos aprendiendo esto del amor, esto de las relaciones y lo mejor, lo bonito que puede ser algo, sin ser tóxico, sin mentiras, siendo exactamente nosotros, simplemente como debemos de ser; sin reproches, sin excusas, sin nada que nos pueda detener.

No necesito celos para sentirme querida, no necesito reclamos, regaños, ni pedir permiso para sentir que me quieres y para saber que te quiero más de lo que digo. No soy perfecta, no eres perfecto y eso es lo que nos hace complementarnos, nuestros gustos, nuestras diferencias, nuestros defectos y errores; somos dos queriendo ser mejores, queriendo aprender juntos y te agradezco la sinceridad, la comunicación, el respeto, el ser tan libre, tan tú. Eres todo lo que jamás pedí y ahora lo tengo, eres todo lo que creí jamás tendría y ahora estás aquí.

Perdón si a veces soy hostigante, o si te cansa en ocasiones mi mal humor, voy mejorando, voy aprendiendo, y quiero seguir de tu mano en este camino que llamamos vida.

Débora.

martes, 4 de octubre de 2016

Para él.

Cuando lo conocí ya en mi mente comenzaba a imaginar días con él.

Lo sé, sí él lo hubiera sabido hubiese huido de mí, y no podría haberlo culpado.

Pero se quedó. Conociendo mis defectos y queriendo mis virtudes, lo hizo.

Y sé que le gusta mi manera de ser.

Ama lo mucho que hablo, y a la vez le desespera también. Soy igual a él y no lo admite, y me gusta.
Le gusta que sea cariñosa aunque diga que le hago cosquillas.
Me encanta que se ría, que me haga reír y que todo el tiempo esté feliz, que sea feliz.
Digo, antes de conocernos lo éramos, hoy podemos compartirla juntos.
Lo quiero. Lo voy queriendo, porque lo que siento se va construyendo todavía.
No digo que pueda ser eterno, sin embargo me gusta lo que voy sintiendo y de alguna manera lo quiero a mi lado.
Hoy y mañana también, lo quiero aquí y no me cuesta nada imaginar que sería de mi futuro a su lado.
Me gusta compartir gustos con él, me gusta que me platique, que me cuente, que me enseñe cosas que no sé.

Me gusta que me rete, y me gusta extrañarlo también.
Me encanta su manera de besar y sobre todo cuando me abraza, cuando su brazo rodea mi cintura y me hace sentir la mujer más segura del planeta, y sí, lo soy. A su lado, nada podría lastimarme, a su lado me siento completa.

Podría morir en este preciso momento, estoy feliz, soy feliz, y no había sido tanto como lo estoy ahora.


Débora.