miércoles, 7 de diciembre de 2016

Yo prometo.


Un día prometí quererte toda la vida, y aunque las promesas muchas veces no se cumplen yo te lo quiero prometer.

Te prometo escucharte todos los días que necesites de mí, cuando andes cansado y sin ganas de hablar también prometo no hostigarte, y prometo consentirte hasta hacerte reír.

Prometo quererte de noche y de día, prometo estar pendiente de ti en todo momento y siempre esta para ti.

Prometo ser yo en toda la extensión de la palabra y prometo cuidarte siempre que pueda.
Prometo estar contigo cuando estés enfermo y tal vez enfermarme contigo.
Prometo viajar a tu lado.
Prometo cumplir metas y sueños a tu lado.

Prometo llorar contigo cuando sea necesario y festejar los triunfos juntos también.

Sé que no será fácil el camino pero prometo tomar tu mano en todo el recorrido.

No me sueltes.
No será sencillo pero prometo no dejarte caer y sí caes, yo caeré contigo y prometo levantarnos juntos y unidos.


Débora.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Te recuerdo.


Te recuerdo.

Y pienso en todos los momentos que pasamos.

Fueron pocos pero los llevo en el corazón. Aún recuerdo nuestras risas, nuestros intentos de baile, las comidas, las desveladas platicando hasta el amanecer, la música, y tantos secretos confesados.

Éramos tan iguales ¿sabes?

Nuestras personalidades rimaban y se complementaban, y yo te quería. Y me querías, lo sabía, lo sentía y aún puedo afirmar que el cariño es mutuo.

Ha pasado el tiempo, y hemos cambiado, nos separamos y cada quien siguió un camino diferente, cumpliendo metas, cumpliendo sueños, soñando aún más; no me arrepiento de nada porque sé que todo lo que vivimos fue bonito, se queda como un gran recuerdo, eres y serás siempre un gran amigo, una gran persona y alguien demasiado importante para mí. Me enseñaste el valor de tantas cosas, de lo simple, de una verdadera amistad, de una risa, de un momento, me enseñaste como querer a alguien sin mentiras y siendo transparente, como debe de ser.

Hoy te digo que te extraño, y que te quiero, y que sé que cuando te vea me dará gusto, y sé que aunque nos hayamos alejado, de alguna manera sabemos que estamos aquí y que el día que necesitemos del otro, estaremos.


Los verdaderos amigos, los ángeles y las estrellas, son para siempre, no sólo un rato.


Débora

lunes, 7 de noviembre de 2016

La mejor de todas.

Cuando me dijeron que te ibas recuerdo aún el dolor de mi corazón.

No quería creerlo, quería que me dijeran que era una mala broma, un chiste, pero NO, la realidad era esa, tú ya no estabas, y yo me quedaba con el alma hecha pedazos, queriendo volver a verte aunque fuera una vez más.

Han pasado los años y tu imagen sigue en mí como sí hubiese sido ayer la última vez que nos miramos. Eras mi ángel en la tierra, y creí que siempre estarías a mi lado, y ¿sabes? tal vez soné egoísta pero te quería aquí. No pudiste más y tuviste que partir. Jamás había pensado que tus alas te las iban a regresar, te tocaba volar.

Nos dejaste a todos con un gran vacío pero con grandes lecciones.

Fuiste la mejor. LA MEJOR DE TODAS las abuelas.

La mejor, y más bonita, la más comprensiva y la que más nos consentía.
No sabes cuánto dolor tuvimos aquel día, aquel frío día de febrero.
Mi mamá moría por ti, y lo sabes, y sé que te extraña como loca, como sé la extrañaría yo a ella.
Pero estamos bien, lo hemos estado, y hemos sabido estar sin ti, más no significa que no te dejemos de extrañar, siempre en cada momento estás tú, y siempre cada persona que me conozca sabrá de ti.
Hubiera dado todo lo que tenía para que te quedaras unos años, soñaba con que conocieras a mi primer hijo, y sé que desde donde estás tú estás feliz por mí, sé que sabes todo, cada suceso de mi vida, y que cada logro y triunfo también es tuyo.

Te amo.

Débora.


miércoles, 19 de octubre de 2016

Y yo te quiero.


Siempre he pensado que el tiempo es relativo en cuestión de amor. Puedes pasar años con una persona por la cual no sientes lo que con alguien que conoces de hace meses. Es cuestión de acciones, de palabras, de momentos que hacen que quieras o no a una persona.

Y yo te quiero.
Te quise de a poco, y te quise incluso a los pocos meses de conocerte, y era sincero, es sincero.
No ha pasado tanto tiempo, y hemos vivido ya cosas que me quedan en el corazón.

Largas caminatas, el primer beso, el primer concierto, muchos más conciertos, películas, salidas, cenas. No hay cosa aburrida a tu lado. No hay silencio incómodo, y no hay plática que no podamos tener. Recuerdo las primeras pláticas donde no dejamos de hablar, cosa que seguimos haciendo, y me agrada.

"Hablas mucho", dices a cada rato, y me gusta, me gusta tener algo de que hablar con las personas, y que te puedo decir, hablas tanto como yo, y eso me encanta.

Me conquistaste desde la primer sonrisa, sabía que me perdería en tu mirada, me conquistaste con aquella rosa que me regalaste, con aquella canción que me dijiste que escuchara, y que sin dedicarla sabía que era para mí.
Me enamoré de unos ojos sinceros, transparentes, que me decían a gritos que querían estar conmigo, y aquí estamos.
Han pasado seis meses de que nuestros corazones se juntaron, de que nuestras manos se hacen una, y de que se me hizo una bonita costumbre besarte cuando te veo. Seis meses de abrazos, de risas, y de puras cosas buenas.

Agradezco a ti, a la vida, y a Dios por ponerte en mi camino. Estaba acostumbrada a lo malo, y ahora llegas tú a poner todo en orden.
Gracias por la paz, por la tranquilidad, gracias por estar aquí.
Débora.

jueves, 6 de octubre de 2016

Tan perfectamente diferentes.

Tan parecidos pero tan disparejos a la vez.

Te conocí en el momento indicado, exactamente llegaste para encajar, como pieza de rompecabezas, como mi media naranja, como lo que necesitaba para respirar mejor.

Somos tan parecidos.
Somos tan diferentes.
Y a veces hasta nos suena a canción.

Hemos cambiado juntos, has cambiado y yo definitivamente no soy la misma.

Pero me gusta, y está bien.

No es cambiar, es simplemente mejorar, mejorar para mí, para ser mejor persona, y no sólo contigo sino en todos los aspectos, para crecer como persona, y para después de todo madurar juntos. No han sido años, pero el tiempo es relativo, y todo lo que siento por ti es grande comparado al tiempo que hemos estado juntos. Hago las cosas bien porque me nace hacerlas bien, te digo que te quiero porque me nace quererte, porque haces que te quiera, porque sé que también me quieres. Y a veces discuto, discuto conmigo misma, y me pregunto ¿serás el amor de mi vida? ¿de mis días? y no es duda, es simplemente que cuando se tiene algo tan sincero y transparente parece que no es real. Y sé que tenemos diferencias, pero también sé que ahora no le llamo pelear, sino discutir diferentes puntos de vista, y es bueno. Hemos mejorado juntos y ¿sabes? Me encanta.



Me gusta que juntos vayamos aprendiendo esto del amor, esto de las relaciones y lo mejor, lo bonito que puede ser algo, sin ser tóxico, sin mentiras, siendo exactamente nosotros, simplemente como debemos de ser; sin reproches, sin excusas, sin nada que nos pueda detener.

No necesito celos para sentirme querida, no necesito reclamos, regaños, ni pedir permiso para sentir que me quieres y para saber que te quiero más de lo que digo. No soy perfecta, no eres perfecto y eso es lo que nos hace complementarnos, nuestros gustos, nuestras diferencias, nuestros defectos y errores; somos dos queriendo ser mejores, queriendo aprender juntos y te agradezco la sinceridad, la comunicación, el respeto, el ser tan libre, tan tú. Eres todo lo que jamás pedí y ahora lo tengo, eres todo lo que creí jamás tendría y ahora estás aquí.

Perdón si a veces soy hostigante, o si te cansa en ocasiones mi mal humor, voy mejorando, voy aprendiendo, y quiero seguir de tu mano en este camino que llamamos vida.

Débora.

martes, 4 de octubre de 2016

Para él.

Cuando lo conocí ya en mi mente comenzaba a imaginar días con él.

Lo sé, sí él lo hubiera sabido hubiese huido de mí, y no podría haberlo culpado.

Pero se quedó. Conociendo mis defectos y queriendo mis virtudes, lo hizo.

Y sé que le gusta mi manera de ser.

Ama lo mucho que hablo, y a la vez le desespera también. Soy igual a él y no lo admite, y me gusta.
Le gusta que sea cariñosa aunque diga que le hago cosquillas.
Me encanta que se ría, que me haga reír y que todo el tiempo esté feliz, que sea feliz.
Digo, antes de conocernos lo éramos, hoy podemos compartirla juntos.
Lo quiero. Lo voy queriendo, porque lo que siento se va construyendo todavía.
No digo que pueda ser eterno, sin embargo me gusta lo que voy sintiendo y de alguna manera lo quiero a mi lado.
Hoy y mañana también, lo quiero aquí y no me cuesta nada imaginar que sería de mi futuro a su lado.
Me gusta compartir gustos con él, me gusta que me platique, que me cuente, que me enseñe cosas que no sé.

Me gusta que me rete, y me gusta extrañarlo también.
Me encanta su manera de besar y sobre todo cuando me abraza, cuando su brazo rodea mi cintura y me hace sentir la mujer más segura del planeta, y sí, lo soy. A su lado, nada podría lastimarme, a su lado me siento completa.

Podría morir en este preciso momento, estoy feliz, soy feliz, y no había sido tanto como lo estoy ahora.


Débora.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Debo confesarte.


Te confieso que en ocasiones me quedo sola, y muy callada y entonces me da por pensar en todo lo que haces por mí, en cada momento que hemos pasado; como aquella primera vez que hablamos durante horas, o cuando te vi por primera vez, lo recuerdo tan bien que sonrío de imaginarlo.
Recuerdo tan claro nuestro primero beso el cual fue una petición pero respondí como cualquiera lo haría: los besos no se piden, y lo diste.

Tu camisa blanca impecable, y tus pasos largos al caminar.



Siempre seré la más cursi del universo, y espero jamás te molestes por ello. Aún guardo los boletos de nuestro primer concierto y una foto de los dos cuelga de las paredes de mi habitación; si no fuera porque la única flor que me has dado se marchitó aún la tendría conmigo.

Aquí están conmigo todos los recuerdos y momentos más hermosos que me has dado, mis celos que no sientes, mis enojos que no te digo y tu risa descontrolada que me encanta escuchar.
Nunca te lo he dicho pero amo verte dormir, tu silencio, tu tranquilidad y estar así tan cerca de ti; no logro visualizar mi vida sin ti a mi lado, porque mis planes ya tienen en la lista tu nombre, siempre ahí, en primer lugar.

Te he escrito tanto hasta hoy que probablemente pienses que soy una romántica empedernida, pero jamás me has juzgado, y sé te gusta que lo sea, aunque nunca lo digas.

Sé que me quieres y sé que te quiero, como cada día y no necesito escucharlo a diario, pues está en cada canción que dices que escuche, en aquel CUÍDATE, o en mi favorito:

AVÍSAME AL LLEGAR.

Eres mi canción favorita, mi libro preferido, y la película que jamás me aburrirá; estás presente en mis días, en mi té de las mañanas, en mi caminata de las noches, en las facturas del día, y en todos los pendientes que hay, en cada melodía y cada nube.

Me encanta ponerme a pensar sobre nosotros, porque no importa que es lo que esté pasando me inundas de felicidad.

Débora.

martes, 13 de septiembre de 2016

Siempre tiene razón.

Ella dice que nunca le he escrito algo, y sí lo he hecho, pero también lo olvida. Y escribir de ella es hablar de todo.

No recuerdo la primera vez que la vi, sería loco, pero ella jamás lo olvidaría. Aún no puedo saber su sentimiento de aquel día, y sé que cuando lo sienta será mi turno de decir:

TENÍAS RAZÓN.



Ella siempre tiene la razón.

De verdad, SIEMPRE.

“No te conviene”.

“Va a hacer frío”.

“Es mala influencia”.

“Te vas a enfermar.”

Pero no siempre son cosas malas. A lo largo de mis 24 años ha tenido razón en tantas cosas. Ella creyó en mí siempre.

Dijo que terminaría una carrera, y tuvo razón, la terminé.

Dijo que encontraría un trabajo, y lo hice.

Dijo que las cosas que dolieron en un momento, me harían reír después, y ¿qué creen? TENÍA RAZÓN.

Dijo que un día llegaría alguien que valdría la pena, que valdría los días, y hoy quiero decirte: ¡CUÁNTA RAZÓN TENÍAS! ¡CUÁNTA RAZÓN HAS TENIDO TODOS ESTOS AÑOS!

No terminaría de agradecer todo lo que has hecho por mí, porque es mucho. No terminaría de pedirte perdón y disculpas por todas las veces que lloraste por mi culpa, todas esas noches que te preocupé, hoy te pido perdón por el corazón roto que algún día te dejé; perdón por mis errores, porque aunque siempre tuviste razón, muchas veces jamás escuché, pero también GRACIAS, por dejarme formar mi propio camino, por jamás prohibirme nada, por dejar que solita cometiera mis errores, y que sola también aprendiera de ellos.

Hoy gracias a ti soy una mejor persona, gracias a todas tus enseñanzas, gracias a tus consejos y regaños, gracias porque no te elegí, porque nadie me dio opciones, y sin embargo no te cambiaría por nadie, por nada, por ninguna.

Eres simplemente la mejor.
Te amo mamá.

Débora.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Somos de quien...

Somos de quien nos escribe, leí un día. De quien nos entiende, de quien luego nos puede explicar también. Somos de quien nos acaricia, quien nos traza con dulzura, quien encuentra adorable cada defecto, cada marca, cada cicatriz.

Somos indudablemente de quien nos ama y nos protege, aún con heridas, aún con rasguños. No somos de quien nos sana, somos de quien ya sanadas está ahí, para nosotras, ante todo.

Somos de quien día a día nos va descubriendo, cada secreto, cada momento, cada cosa del pasado, sin importar que haya sucedido, sin importar nada. Somos de quien no nos tiene secretos, de quien podemos contarles todo sin pena, sin vergüenza, sin reparos.

Somos de quien nos ve como si fuéramos la joya más preciada, la más bonita, la mejor. De quien nos toma con firmeza y delicadeza, de quien nos cuida ante todo y todos, y quien siempre, en todo momento nos defenderá. Somos de quien nos pone en prioridades, quien nos da su tiempo, quien nos da también libertad; somos de quien nos besa bonito, de quien nos besa salvaje, de quien siempre nos va a besar.

Somos de quien ama todo de nuestro ser, de nuestra esencia, de quien no quiere cambiar ni un solo centímetro, de quien conoce todos nuestros errores y tropiezos y aún así se quiere quedar.


Somos de quien se quedó a nuestro lado a pesar de los ratos malos, a pesar de los presagios, de las lágrimas o enojos, de las caras enojadas, de los días sin remedio, somos definitivamente de quien sigue aquí, a nuestro lado, queriéndonos en todo momento, queriendo después del tiempo seguir conociendo más, creyendo que nos conoce siempre pero ir descubriendo que en nuestro interior hay aún misterios que quiere ir descifrando.


Somos de quien después de todo sigue creyendo en nosotros y que jamás nos cambiaría o limitaría en algo, al contrario, crecerá a nuestro lado.

E
Débora.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Sigues aquí.

Hace un tiempo que no estás y me muero por contarte tanto. Hay ocasiones en que te cuento lo que ha pasado, y entonces descubro que he estado hablando sola. Y te busco y sólo siento ausencia, pero estoy feliz, ¿sabes? Hay tanto que quisiera que supieras, aunque presiento lo sabes todo.

He conocido a alguien. Y sé que no te gustaba hablar de eso, pero lo he hecho, he conocido a alguien que sé te caería bien, que sé que por fin aceptarías, y sé que después de todo me dirías: TE LO MERECES. Y me la creo, me lo merezco.

Le he hablado tanto de ti. Tanto que es como sí te hubiera conocido. Le he platicado de nosotros, de ti, de todo. Sabe tus secretos (perdón, prometí jamás contarlos) pero no te preocupes, es de confianza. Sabe nuestras aventuras, y sabe cómo nos conocimos, como cuando me viste caer, ¿recuerdas? Sé que no, pero siempre te gustaba hacerme enojar diciendo que sí recordabas.
Él es todo lo que he buscado, y te quiero contar. No es perfecto, pero como sí lo fuera, me entiende, me quiere, me respeta y yo no puedo pedir más.

¡Me he enamorado!


Y tú sabes que nunca le he tenido miedo al amor. Tú que estuviste en mis derrotas, en mis lágrimas, y que siempre estuviste ahí, para escucharme y aconsejarme, aunque sabes bien que no te escuché del todo, pero hoy, hoy me encantaría decirte que todo esos consejos que algún día me diste los he aplicado.

¡Estoy bien!

¡Estoy feliz!

Me siento plena, y en paz.

Me muero por decirte que todo está bien en mi vida, que no había sido tan feliz como hasta el día de hoy, y que lo único que me falta, eres tú. No ha pasado tanto tiempo desde que te fuiste, y sin embargo me siento una persona totalmente diferente, tanto ha cambiado en este tiempo, tanto he cambiado. He crecido, he madurado, y he hecho cosas que me han hecho ser mejor persona; y quisiera que me vieras, me muero porque veas en lo que me he convertido, que te sientas orgulloso de mí y que me sonrieras como sólo tú sabes.

Te he extrañado desde el momento en que supe que no volverías, no he dejado de extrañarte ni un solo día, pero he aprendido a despertar y aceptar que jamás volveré a verte, he sobrellevado todo, pero hay ocasiones que quisiera tomar el teléfono y hablar, y no estás. Han pasado meses y ni un sólo día he dejado de pensar en ti, pero hoy, hoy me muero por que veas mi vida, y porque me digas:

ESTOY FELIZ POR TI.



Me queda claro que tú estás en paz, y que no hay mejor lugar en el mundo que en el que tú te encuentras hoy, y me alegra, y me llena de felicidad, y sé que desde donde estás me ves, sé que todo esto que conté mientras lo leías decías: YA LO SABÍA.


Dedicado a Toño. Mi mejor amigo.
(18.03.91-29,09.15)
Débora.